El primer tiempo fue una invitación al bostezo constante, producto de la chatura reinante, sobre todo del local, que en ese segmento inicial parecía estar filmando un vídeo de bloopers y pases mal dados. Lo del Ferro tampoco fue un derroche de fútbol, pero se lo vió mejor plantado y con mayores posibilidades de generar peligro. El buen gol de Joao -linda pared con Alzugaray- fue un oasis dentro de un partido famélico.

Ahora bien, hay que hacer malabares conceptuales para explicar porque mutó tanto el juego en el complemento. El Lobo fue un racimo de enjundia y entrega, a sabiendas que perder de local se había hecho una costumbre, y se encontró con un elenco santiagueño sin respuestas y aturdido por la voracidad del rival.

Los goles de Contin no resisten mayor análisis. Hay que mostrarles los videos a los pibes de inferiores para enseñarles como no se debe marcar. Post 1-2 jamás dió la sensación que Central Córdoba podía empatarlo. Las ideas se quedaron en Santiago.

GELP festejó la victoria como una final y se la regaló a Maradona, aunque salvar la categoría para el Lobo es poco menos que utópico. A Central la caída puede servirle para sacar conclusiones certeras: hay titulares indiscutibles y hay jugadores que deambularon todo el semestre y no justifican su continuidad en el club.

Por fin se jugará la final con River, un partido que se viene jugando hace un mes y es innegable que desenfocó al equipo en anteriores presentaciones. Si se gana será la Gloria, pero si se pierde no será Devoto. Los 18 que entren al Malvinas Argentinas deben saber algo: traer la Copa los hará inmortales. Vivirán en la memoria del pueblo ferroviario hasta el fin de los tiempos.

Que así sea.

Por el Gringo Ceballos (Relator de Radio Provincia para Pasión & Deporte)

Resumen Gimnasia y Esgrima - Central Córdoba