El microestadio Delmi fue testigo del retorno del Potro Abregú a los cuadriláteros, luego de más de un año de ausencia, y en la velada todo se transformó en algarabía por la brillante victoria que consiguió, a los 26 segundos del segundo round, con un gancho perfecto al hígado del contrincante.
Recién iniciado el pleito, Abregú en dos ocasiones mandó a la lona a Bazooka Díaz y, en ese lapso, ya había demostrado una amplia superioridad frente al adversario de turno. Pero fue importante conocer el estado de ánimo del Potro antes de subir al ring.
“Claro que hubo mucha ansiedad. Al principio estaba nervioso, pero cuando uno sube al ring se olvida de todo. Piensa en ganar y, sobretodo, en brindarle la victoria a la gente. A ellos les quiero agradecer que me hayan acompañado en mi regreso”, reconoció el Potro Abregú.
A renglón seguido, tiró algunos planes hacia el futuro con un profundo anhelo de disputar una corona por el título del mundo. “Si Dios quiere, voy a seguir trabajando para poder ser algún día campeón del mundo y que la gente pueda también disfrutar de eso. Probablemente tenga que hacer otra pelea. A lo mejor, otra vez en Salta o en la Argentina. Y luego habrá que esperar para ver qué propuesta sale desde afuera”, puntualizó.
Hubo un instante para hablar sobre una posibilidad cierta de enfrentar a Javier “la Cobra” Mamaní. Y en tal sentido, disparó: “Qué la Cobra haga mérito. Si hace mérito, como te digo, está la posibilidad de que en diciembre se pueda hacer una pelea”.
Una zurda contundente
El Potro Abregú, al analizar más de lleno el contundente triunfo ante el santiagueño Bazooka Díaz, dejó estos conceptos: “La verdad que estoy feliz por todo el público que nos acompañó y en forma especial por la victoria y por el nocaut”.
En relación al golpe de zurda a una de las zonas letales de un boxeador, como ocurrió en la madrugada de ayer, reconoció lo siguiente: “Ese golpe creo que tiene que tener un agradecimiento, digamos que por la lesión. ¿Por qué? Porque en todo este tiempo no podía trabajar la mano derecha; entonces utilicé más la izquierda con la que pude obtener más habilidad. Por eso se vio que pude meter esa mano en el hígado del rival y él realmente sintió el impacto”.
Se le recordó que de antemano parecía que se venia el nocaut, por cómo se estaba dando la pelea desde el primer round. “Los golpes al hígado son fulminantes. Ningún boxeador, por más entrenado que esté, soporta esos envíos abajo. Son duros y los pude aplicar en el primer round. Como te decía, fueron impactos que los comenzó a sentir el rival y logre definir el combate con otro que llegó bien conectado”, manifestó.
Se sintió muy reconfortado por la respuesta que tuvo de la mano derecha operada. “No me molestó para nada. No tuve la oportunidad de meter muchas manos. Lo poco que pegué con esta mano no me molestó para nada”, afirmó Abregú.
Fuente: El Tribuno