El santiagueño Emiliano Tade dejó sus estudios de abogacía y se fue a trabajar a Nueva Zelanda. Por las dudas, guardó en la valija también sus botines, con los que un día dio una prueba y quedó como jugador del equipo que ahora sueña con una final en Marruecos.
"No me lo podía ni imaginar, era impensable jugar contra San Lorenzo. No se podía ni imaginar, pero ahí estamos y trataremos de disfrutarlo", dijoantes de abandonar el estadio de Rabat. "El día del sorteo vi que Auckland iba por el lado de San Lorenzo y es humano poder soñar con jugar ese partido, o con poder enfrentarte al Real Madrid en la final, pero una cosa es lo que uno sueñe en su casa y otra lo que se consiga. Es algo muy grande lo que hemos hecho", agregó.
Tade, autor del gol que le dio a su equipo el título en la última Liga de Campeones de Oceanía, llegó al Auckland casi por casualidad. Haciendo estudios de abogacía decidió cambiar de vida e irse a trabajar a un país tan diferente a Argentina como Nueva Zelanda. Reconoce que se llevó los botines casi por casualidad, pero consiguió una prueba y finalmente logró hacerse un hueco en el Auckland City, con el que disputó los cuatro últimos Mundiales de Clubes. En los tres anteriores el equipo había caído en la primera fase.
El sueño del pibe
"Algunos de mis compañeros trabajan en bancos y oficinas, otros son profesionales o estudian en la universidad", detalló Tade con intención de dimensionar la gesta del club neocelandés, fundado hace una década y con seis participaciones en el "Mundialito".
"Creo que ninguno de nosotros ha podido tomar noción realmente de lo que hemos logrado. Con mis compañeros nos miramos y decimos: '¿qué carajo estamos haciendo?, ¿dónde estamos?", le reconoció a Télam en una nota exclusiva en el hotel Meridian N'Fis de Marrakech, ciudad en la que su equipo enfrentará el miércoles al campeón de la Copa Libertadores.
Tade, quien participa de su cuarto Mundial de Clubes consecutivo, reveló entre carcajadas la situación vivida por su compañero croata Mario Bilen, después de eliminar el sábado pasado a Sétif, campeón de África.
"Le llegó un mensaje de su jefe que le decía: 'Mario, has jugado muy bien pero estás despedido. Dijiste que te ibas por 10 días, ya van dos semanas y todavía te quedas', contó.
Consultado por su rutina diaria en Nueva Zelanda, el argentino explicó que "en mi caso vivo del fútbol pero también presto un servicio a la comunidad y enseño fútbol a los chicos en las escuelas".
"Dentro de la Primera División de Nueva Zelanda, el único equipo que se lo toma casi de modo profesional es el Auckland.
Nosotros entrenamos cinco días en la semana, a diferencia de los demás clubes que lo hacen uno o dos días", relató con tonada santiagueña, por su origen, pero también española debido a su convivencia permanente con el madrileño Angel Berlanga, defensor del equipo.
Al momento de recordar sus inicios en el fútbol oceánico, el delantero evocó que "estando en Wellington un día me fui a probar a un club de tercera división, le gusté a un entrenador chileno, jugué seis meses y me llamaron de un equipo de primera: el Team Wellington".
"Por entonces -continuó-, tenía pensado volverme a Argentina, ya con 22 años, pero justo recibo una llamada de Ramón (Tribulietx, DT de Auckland City) para ofrecerme jugar en el club. Fue todo inesperado: en septiembre de 2011 iba a volverme y tres meses más tarde estaba jugando mi primer Mundial".
Tade confesó que nunca pensó en dedicarse al fútbol, ya que "hasta los 16 años jugué en el Club Atlético Mitre de Santiago de Estero, pero no llegué ni a reserva".
"Después decidí estudiar abogacía pero llegó un momento, como le pasa a todos, que no sabía qué hacer. Quería probar nuevas experiencias, me gustaba viajar y un día, jugando al fútbol con amigos en mi provincia, escuché a dos chicos que hablaban de un permiso de trabajo en Nueva Zelanda, la 'Working Holiday Visa'", especificó.
"Decidí tomarme un año sabático en la carrera y fui a trabajar allá: comencé lavando platos en un restaurante, trabajé en hoteles limpiando y hasta pinté casas en Wellington", precisó.
Cinco años después, Tade experimenta "el mejor momento" de su vida, según aseguró.
Este miércoles jugará ante San Lorenzo, campeón de la Copa Libertadores, en el Estadio de Marrakech, por un lugar en la final del Mundial de Clubes, una competencia anhelada por todos los jugadores del planeta y muchas veces esquiva para grandes figuras del fútbol mundial.
Fuente: Telam