Cuando la Reserva terminó con 7 goles adentro (hay que extirpar a los ineptos que la manejan), todos pensamos que la Primera iba a redimir a los colores. Nada de eso sucedió. Fue como ver en el cine dos veces seguidas la misma pelÃcula de terror. Central Córdoba fue un partenaire insulso que dejó que Boca celebre sin ningún tipo de contemplaciones. ParecÃa invitado a una fiesta en la cuál el anfitrión podÃa hacer con el lo que quisiera. Nadie se rebeló ante esa realidad recalcitrante. Nadie.
Ya pintaba feo cuando te hace un gol de cabeza Pavón (jamás cabeceó una pelota en su vida). Empeoró cuando Vega intenta dar un golpe en una compulsa con Varela y Vigliano, informado por el 4to árbitro, lo expulsa injustamente (con una amarilla bastaba). De todas maneras, ¿el capitán no sabe que los árbitros miden las acciones ante los grandes con distinta vara? Vega pecó de ingenuo, por no utilizar otra palabra. Desde ahà el Ferroviario se desmoronó como un castillo de arena cuando sube la marea.
Taborda sin reacción en la mayorÃa de los goles, Bettini -gracias y hasta nunca- bailado por Zeballos y haciendo un penal estúpido, la defensa sacada y sin marcar a nadie, Rondina haciendo mal el cambio por Melano (habÃa que sacar a Ribas y quedar 4-4-1), fueron demasiadas facilidades para un equipo alternativo de Battaglia que se hizo un festÃn con sus gambeteadores de arriba (Molinas, Pavón, Zeballos y Salvio). Siempre dio la sensación que si Boca aceleraba iba a hacer un gol. Eran esas noches que se hacen interminables y rogas que lo que estas viviendo sea solo una pesadilla. Pero no, todo era verdad.
Los cambios de Rondina en el complemento corrigieron su error y uno pensaba que el equipo iba a cerrar las tranqueras para que la noche no sea mas catastrófica todavÃa. Pero solo fue un espejismo. Los goles auriazules siguieron llegando sin piedad. Central era un punching ball. Cada gol aumentaba la vergüenza, adentro y afuera. El 8 a 1 es doloroso hasta para escribirlo.
Hoy no se puede hacer un balance de nada. Hay que curar este dolor de estómago. Lo único positivo es que muchos de estos jugadores no seguirán. Que a los nuevos los elija gente idónea y no los que nunca se cansan de cometer errores. Central Córdoba es muy grande y no debe ser nunca mas partenaire de los grandes. Se podrá perder claro, esto es fútbol, pero con hidalguÃa. El Ferroviario ya supo competir con los otros grandes y les ganó. Pero no puede seguir sucediendo, que cada vez que enfrenta a Boca o River, sea un equipito diminuto. Ya no. Los cholulos, afuera. Los que tienen miedo escénico, afuera. Sentido de pertenencia y respeto por la camiseta. No se les pide más.
Por el Gringo Ceballos
Foto Prensa Central Córdoba